Futuro alentador y promisorio

Enviado por robert el Sáb, 04/06/2016 - 15:54

Aunque hay pasos fundamentales para consolidar una transición profunda y amistosa, uno de ellos, el llamado a una Sesión Extraordinaria y actualizar el presente y futuro de la querida institución ante los socios habilitados, el deseo de aquí en adelante, es apoyar un proyecto que necesita la sonrisa de todos, de presentar una forma económica para solventar la marcha de un equipo que necesita institucionalizar sus propósitos y trabajar para mejorar una campaña llena de éxitos y sacrificios.

Es hora de que la hinchada reflexione en su papel de convertirse en aquel jugador número 12 que gana partidos y empuja a sus ídolos hacia la consecución de nuevas victorias, de actuaciones fantásticas que dejan huellas profundas en el corazón de sus seguidores.

La primera conclusión: La hinchada que ha apoyado mínimamente, con un promedio de 6.030  espectadores y $ 37.723, 28 dólares por partido, para un global en catorce cotejos de 42.212 y una recaudación de $ 264.063, debe reflexionar sobre su misión con el equipo querido de los quiteños. Las taquillas en el estadio “Gonzalo Pozo Ripalda” contribuyen en un gran porcentaje al presupuesto anual de la institución, pero las mismas se han convertido en un serio revés porque jamás se llegó al porcentaje mínimo de asistencia calculado en el presupuesto anual. En ese aspecto el saldo es rojo.

El momento actual exige la comprensión de todos los que hacen el entorno del Aucas. Jugadores, cuerpo técnico, hinchas, inversionistas y empresa privada, deben armar la mesa de diálogo y buscar oportunidades, cada uno en su posición o andarivel.

Segunda conclusión. Aucas por su campaña, debe pensar en la participación de una Copa Libertadores, un sueño de hace 71 años que a veces se ha convertido en pesadilla con descensos a segunda categoría y serie “B”. El esfuerzo debe llegar a un nivel máximo en el presente año para terminar una competencia profesional con dignidad y honestidad.

Tras la para obligada del campeonato por la participación de Ecuador en la Copa América de selecciones vino la reestructuración del equipo, empezando por la llegada de Tabaré Silva y la salida de Carlitos Ischia. Como fue algo imprevisto, la inestabilidad en el equipo se reflejó en las dos derrotas del DT uruguayo que evidentemente no conocía al plantel.

La actitud del jugador es parte fundamental de lo que puede venir a favor o en contra de lo que se proyecta en la competencia profesional que tiene un norte, una visión de objetivos moderados o ambiciosos que pueden ser efectivos y alcanzables, pero es la única que determinará la opción de salir victoriosos en este año.

Sí a la estabilidad económica. Si Danny Walker, un hombre de fútbol que conoce en forma minuciosa todos los recovecos del entorno profesional  ha decidido invertir en el equipo más querido de Quito, es porque sabe que lo puede hacer y triunfar. Sus contactos de alto nivel con el fútbol internacional le pueden dar réditos insospechados y suculentos. Para ello deberá contar con un equipo de colaboradores que profesionalmente deben ser triunfadores y trabajadores.

Deben ser creativos, conocedores de estatutos y reglamentos, deben proyectar al equipo con una visión diferente y empresarial. La lealtad debe ser el pilar básico para pretender mejores días, junto al deseo inclaudicable de consolidar la institucionalización de un equipo que tiene una idolatría a veces inexplicable, pero real a la hora de los grandes consensos.

Juntos al éxito, desunidos al fracaso. La parte legal debe ser  clara y concisa. Los objetivos hacia el futuro deben tener una solidez total, sin titubeos ni ofertas electoreras, de aquellas que después se comprueban son aditamentos del engaño.

El futuro tiene interrogantes, es cierto, porque del dicho al hecho hay mucho trecho. Pero por la acrisolada trayectoria que tiene Danny Walker, esa es la mejor garantía para pensar en mejores días, para pensar en los jóvenes valores de una institución que lucha siempre ante la adversidad, ante una historia negra en la que ha predominado el atraco, la viveza criolla, los cheques chimbos, las letras rojas y principalmente la deshonestidad que dejaron al Aucas en la miseria e inmundicia.

Entonces, si el panorama de aquí en adelante es alentador con gente que sabe de fútbol, que ha contribuido a mejorar un entorno con representaciones a alto nivel que servirán para prestigiar aún más a una divisa que siempre será gloriosa por la lucha inclaudicable de sus dirigentes, cuerpo técnico y futbolistas, la idea de pensar en mejores días para el equipo más querido de Quito, es un sueño que se puede convertir en realidad. ¡Que así sea!.

Por: Gonzalo Melo Ruíz