EL PAPÁ, en el mejor partido del año
Aquel desaguisado de Loja quedó para el olvido. No así el partidazo que se mandó el descendido Liga de Loja, que sin presión ni obligación, hizo dos goles, terminó con calma y ante el aplauso de sus pocos hinchas. Buen ejemplo de dignidad y enorme demostración de solidaridad.
Los vaivenes 2015 fueron tremendos. Aparecieron los francotiradores de siempre y querían la cabeza de técnico, jugadores y administradores. La verdad, no se daba pie con bola y el dolor se transformó en una permanente llaga, dolorosa y punzante que lesionaba el corazón de los miles de auquistas que entraban con grandes banderas y salían con lágrimas en los ojos.
Y después vinieron los días felices. Todos los grandes cayeron en el sur. Liga y Barcelona, se fueron con los brazos en alto, cuando sintieron la fuerza del equipo querido. Y vino la puja entre los seis mejores. El reto está ahí. Han sido dos años de lucha y trabajo honesto y solidario.
Y esa nueva historia de respeto al sagrado césped del sur, empezó el domingo, 24 de noviembre del 2013, cuando el ídolo recordando sus momentos de gloria “atropelló” al Tren de Durán, el Ferroviarios por 5-1.
Fue un concierto de frac amarillo. Cierre majestuoso de campeonato, show, goles y el festejo de sus hinchas, los auténticos, que vitorearon a los ídolos que ofrecieron una demostración inolvidable de contundencia. La fiel y querida hinchada, aquella que no reprueba con agresiones verbales, sino que alienta con el corazón, al final ondeó sus banderas en señal de júbilo y orgullo.
La serie ”A” 2015, primera etapa, llena de pesadillas y reveses. Después vino el reencuentro. Carlos Ischia, batuta en mano fue diseñando junto a Alex Bolaños, “Chachita” de La Cruz, Edder Fuertes, Ayrton Preciado, Víctor Estupiñán y Mauro Bustamante el “Papá” de hoy y siempre. Y en la etapa de la verdad vino el epílogo inolvidable de la jornada.
Antes, rapidez, contundencia y solidaridad, para fabricar los goles que fueron elaborados con talento y convertidos con el alma.
Ahí estaba el gusto por el fútbol y la pasión de los hombres que lo juegan. El vigor del esfuerzo y el color que lo rodea para hacerlo más visible. La magia de las camisetas amarillas y la aptitud profesional que los apuntala.
En todos los partidos explosión y júbilo, la impresionante demostración de poderío ofensivo quedó escrita con letras de oro, como el color mismo de su camiseta.
Fue el momento propicio para mostrar las virtudes y la esencia del equipo que aspira a volver en el 2016, a su antiguo trono, a la serie de los grandes, donde siempre debe estar, pero con bases y sueños por cumplir.
Eso de utilizar con criterio la pelota, ganando en anticipo, imponiendo un escalonamiento con orden y precisión, marcando los tiempos de la brega, exhibiendo un ritmo imponente y estremecedor, fueron sus características de lucha y de triunfo. De ahí en adelante todo fue un espectáculo. La pausa, el orden, las paredes cortas y desconcertantes, el golazo del Salaberry con una maestría propia de los grandes.
Entonces, el fútbol que nos gusta, a todo ritmo, de frente, devastador y fulminante quedó escrito con laboriosidad, solidaridad, temple y talento.
Y si Aucas juega el domingo con El Nacional, con capricho, corazón y contundencia, el premio vendrá después de las 14h00, porque la meta es ganar el cupo para la sudamericana.
No hay otro camino ni otro objetivo. No hay otro verso, sin picnic ni paseo, se debe volver al hambre de triunfos, recordando la idolatría de un pueblo que será el más feliz del mundo, si el domingo Aucas logra los 3 puntos. ¡Que así sea hermanos, por la victoria y por la consagración!.
Por: Gonzalo Melo Ruíz