Aucas, tarde prodigiosa e inolvidable
La pincelada magistral del “francotirador” del concierto Juan Carlos Villacrés (11 y 43 min), la certeza del espectacular Horacio Salaberry (4 min-penal) y el bautizo del arponero Victor Estupiñán (52 min) fueron los argumentos con que Aucas devastó, humillo y bailó al inflado River Ecuador, quien mordió el polvo de la derrota, pese a una resistencia que tuvo dignidad y gran respuesta física.
Marcando los tiempos de la brega, exhibiendo un ritmo imponente y estremecedor, obligando al repliegue del visitante que sorprendido y sin reacción, soportó en la complementaria el asedio del “Papá” que quería muestra su autoridad logrando el cuarto gol, dejando paralizado, sin reacción, ni tiempo para pensar a los extenuados visitantes.
Todo fue cuestión de tiempo. Una primera parte con un marcado superávit en el control del balón, tres llegadas con la presencia Salaberry, Villacrés y De la Cruz. El primer tiempo fue devastador. Le velocidad y construcción desde el medio campo con la presencia de un atrevido Joao Rojas, el juvenil con cosas de grande, fue definitivo para llegar a la goleada.
En la complementaria, aparecieron los de siempre, los que juegan a 200 kilómetros por hora, los que se mezclan con la gente cuando las cometitas de verano vuelan hacia los marcos rivales. Pero en el concierto de apertura Horacio “Puro Corazón” Salaberry abrió la ruta de la felicidad, con impecable cobro, tras jugada previa del “Flechita” Estupiñán que fue derribado en el área por el corpulento Angulo. Penal. 1-0. Se iniciaba la fiesta en el sur.
Juan Carlos Villacrés provocó la locura con la segunda (11 min), el inspirado Rojas, juvenil con cosas de grande, desborda con personalidad y remata, siendo bloqueado por Sánchez, apareciendo el “Palermo” que tendió la red y pescó el rebote para el 2-0.
Pero faltaba el cierre de la primera etapa. Y nuevamente Juan Carlos inspirado, apilando rivales sin mirar atrás (43 min), buscó el “huequito” y entre las ocho agresivas piernas de los grandulones zagueros de la visita puso el 3-0 con derechazo que reventó las mallas guayacas.
Era el partido que todos queríamos ver. La gente, las banderas al tope la rapidez, la solidaridad, los goles que fueron elaborados con talento y convertidos con el alma, con el ejemplo superlativo de un gladiador de la cancha: Juan Carlos Villacrés.
Ahí está el gusto por el fútbol y la pasión de los hombres que lo juegan. No era fácil dejar en el camerino la pesadilla y goleada del destruido “Capwell”. Pero las reservas físicas y mentales de sus guerreros, aparecieron gracias al vigor y esfuerzo de los 4.000 hinchas que nunca dejaron de alentar. La magia de las camisetas amarillas cubrió de gloria el Fortín del Sur.
Y solo al final, la explosión de júbilo, manos arriba agradeciendo al creador la impresionante demostración de poderío ofensivo. Era el momento propicio para mostrar las virtudes y la esencia del equipo que aspira a conservar la categoría de privilegio y codearse con los torneos internacionales.
De ahí en adelante todo fue un espectáculo. La pausa, el orden, las paredes cortas y desconcertantes, la inspiración y el amague del eterno Jairo, que corre como un gamo, dejando atrás a los rivales, con su compañero del alma, Miguelito Ibarra, en aquel encuentro con el toque sutil, amasando el balón para poner las jugadas de gol.
Y el maestro del concierto, Alex Bolaños, vestido con frac amarillo, batuta en mano, movió los hilos de un equipo que lució solidario, mandón y protagonista.
Entonces, el fútbol que nos gusta, a todo ritmo, de frente, devastador y fulminante quedó escrito con letras de oro, como el color de su camiseta, grabándose en al alma de los 4.000 auquistas, que aplaudieron de pie el concierto de la reivindicación, con gritos conmovedores de hazaña.
El espectáculo fue aplaudido de pie y las cometitas de verano (cuatro en total) que volaron en el sur, fueron atesoradas a boca llena, siendo el alimento de la semana, que se convertirá en la esperanza de triunfo para el próximo encuentro: el superclásico del fútbol quiteño, ante LDU, equipo al que hay que derrotarlo, sin amilanarse ni colgarse de los palos.
River Ecuador, fue incapaz de atacar, sintió los estragos de la presión infernal de Aucas y terminó sacando la lengua, extenuado, sin ideas, ni reservas anímicas, ni esperanzas para atacar y con la mente en blanco, sin saber que fue exactamente lo que le que pasó, salió del sur, con la cabeza gacha, rumiando interrogantes de la inesperada debacle.
Aucas fue un soberbio espectáculo. Todo arriba, todo en la cumbre, todo expuesto a la inspiración individual y al mismo tiempo, al serio trabajo colectivo, a las ráfagas esperadas, pero también al programa establecido.
El epílogo fue inolvidable. Fue una tarde sensacional, jugando con una categoría enorme, mandando, gustando y goleando. Aucas recordó su historia, su tradición, con un primer tiempo que pasará a la historia de su rutilante trayectoria, por haber sido espectacular y devastador.
FICHA TECNICA
S.D.AUCAS: Sebastián Blázquez; Washington Ibarra, Horacio Salaberry, Santiago Mallitasig (TA 29 min), Darwin Suárez; Joao Rojas (Christian Hurtado, 71'), Álex Bolaños, Jairo Padilla, Jonathan de la Cruz (Juan Marcarié, 73'); Juan Villacrés (Mauro Bustamante, 77') y Victor Estupiñán.
Goles: Horacio Salaberry (6 min-penal), Juan Carlos Villacrés (11 y 43 min) Víctor Estupiñán (51 min).
DT: Carlos Ischia
River Ecuador: Juan Molina; Saimon Angulo (TA 50 min), Juan Lara, Fernando López, José Ardila; Edison Caicedo, José Cazares, Nelson Solíz, Samuel Aguirre (Christian Cruz, 46'); Deny Giler y Patricio Quiñonez.
DT: Humberto Pizarro
Arbitro: Carlos Vera, sin ningún problema.
Por: Gonzalo Melo Ruíz