¡Quito, corazón!
Le ganó 2-1 al puntero Macará en el Bellavista y recobró el coraje de antes. Solo adjetivos de ponderación y preponderancia: solidaridad, trato prolijo de balón, consistencia, personalidad, temple, talento, dosificación de energías con un rendimiento técnico-táctico exuberante, lleno de versatilidad, aplomo y fuerza. Los goles vinieron por la persistencia y lucha inclaudicable de once valientes, que en la cancha fueron solidarios y amigos.
Allí está otra vez el querido D. Quito, tuteándose con la gloria, alzando los brazos, como queriendo llegar al cielo y atrapar las nubes de la consagración. Apareció en la hora de los grandes Cristian Alemán (61 min), para acariciar al balón, colocarlo con sutileza y juntarse con los 100 fieles seguidores de la siempre leal “AKD ” y besar la sagrada armadura, con la que combatieron encarnizadamente hasta el minuto 97, con una demostración física tremenda e interminable
Tras el soberbio gol del Pepo Morales (35 metros-17 min), los hinchas que fueron al difícil “Bellavista” festejaron ruidosamente, mientras en la Plaza del Teatro se escuchaba el Chulla quiteño.
Fue un partido brillante del Quito. Fue la confrontación sin sonrisas ni respiros. Fue la puja donde se exhibió concentración y mecánica. Y funcionó la lógica, algo inusual en el fútbol, porque un equipo que mantiene con los postulados de propuesta, rotación, escalonamiento y salidas rápidas, en calidad de visitante, casi siempre pierde. Pero el D. Quito rompió aquel paradigma de colgarse de los postes y con una personalidad digna de resaltar, superó estratégicamente al "intocable" Macará y con 9 hombres (expulsiones de Cristian Acosta y "Calolo" Espinoza) le hizo morder el polvo de la derrota, mostrando un convencimiento ganador que se consolida con el pasar de los partidos.
Tras un primer tiempo favorable con destellos de alto nivel, en el traslado de balón, DQ intentó por dos ocasiones, con visitas de Ganchoso y Alemán, en la complementaria se preveía una defensa a ultranza.
En la complementaria, las cosas fueron notables, había toque, rotación e imaginación. Un desborde por la izquierda de Ávila, encendido e inteligente puso banquetazo a Alemán, que le pega como los grandes, con una sutilidad de crack y logra el 2- 1 final, mezclándose con el corazón de los hinchas azul-granas que ondearon las banderas en señal de orgullo futbolístico.
¿Cuál fue el mérito del DQ? Haber derrotado al puntero del campeonato, un equipo bien parado, con buenos argumentos técnicos.
Es decir, la esencia colectiva se mantuvo hasta el final. DQ fue un equipo encarador, consistente y oportuno. Las dos oportunidades de gol convertidas con precisión y suficiencia avalan el crecimiento de un postulado de trabajo, esfuerzo, transpiración y solidaridad.
Y si el gol de Fuentes (55 min), creó alguna ilusión en los iracundos hinchas de Macará, todo se desvaneció por la espectacular actuación de Carlos”Calolo”Espinoza, que voló como los dioses y tapó cinco acciones de gol.
Este grupo de guerreros que a veces no tiene para comer, que toma agua de la llave para saciar la sed en ese oasis llamado Carcelén, este grupo de amigos que se "come la camisa" todos días, pero que en la cancha es un ejército de voluntades, convirtiéndose en un escuadrón de guerreros invencible, con la fuerza arrolladora de un interior que supera todas las adversidades, sin importar, si les pagan o no, este escuadrón de gladiadores merece el aplauso, hasta de los actuales dirigentes que se ríen de las demostraciones de hombría de sus trabajadores.
Se fueron a descansar con la dignidad como almohada, a la que le consultarán en la noche si lo hecho en el Bellavista vale la pena para salvarle del entierro diario al que se ven sometidos 11 voluntades de hierro, junto a un corazón que en las confrontaciones de guerra camina a 200 kilómetros por hora.
Muchachos siempre que mantengan los postulados de cariño por la divisa, todo un pueblo los aplaudirá y los pondrá como ejemplo de lo que significa amor por la divisa y creencia de que lo imposible puede convertir al ser humano en el paladín de la justicia y el honor.
Por: Gonzalo Melo Ruíz