Hay que saber perder
Una gran cantidad de aficionados al fútbol, pudo observar a través de la televisión, el partido entre Barcelona y Emelec, más conocido como el “Clásico del Astillero”, ya que, el interés por el mismo, desborda la pasión entre miles de aficionados de todo el país pero, de preferencia, de la ciudad de Guayaquil. Al final, quien jugó mejor como fue Emelec, se alzó con la victoria frente a su tradicional rival el Barcelona, por 2 goles a 0.
Era de entenderse la alegría de los “eléctricos” y, la tristeza de los “toreros” por el resultado pero, nadie podía suponer que, uno de los representantes del equipo perdedor como es el arquero Máximo Banguera, reaccionara tan antideportiva y cobardemente, cuando golpeó con su mano derecha en la cabeza de Pedro Quiñonez, jugador del equipo ganador y, además, su compañero varias veces en la Selección Nacional, que estaba de pie junto a otra persona, mientras el agresor pasaba junto a él.
Pedro Quiñonez cayó y fue atendido por personal del Cuerpo de Bomberos y, posteriormente, trasladado a una clínica de la localidad. El médico del Emelec, doctor José Arce, dijo en una entrevista para “La Deportiva”: “tuvo que hacerse reanimación cardiopulmonar con los bomberos. Esto quiere decir, que el problema de Quiñonez fue cardiopulmonar y, que se dio, por el movimiento brusco de un nervio que se encuentra en la cabeza”.
Muchos hinchas habían señalado que era “tongo” del jugador de Emelec pero, si el parte del médico señala la lesión sufrida, se puede mirar con claridad, que existen momentos en que es la vida del jugador la que está en juego.
Recuerdo cuando era niño y, el profesionalismo del fútbol estaba en pañales pues, todavía se jugaba por amor a la camiseta que defendían. Todos sabían decir que, en un partido de fútbol, como en todos los deportes, unas veces se gana; otras veces se empata; y, otras veces se pierde pero, lo fundamental en el deporte, es primero, aprender a perder, ya que, solamente, se trata de un encuentro deportivo.
¿Qué le pasó a Máximo Banguera?, ¿no se dio cuenta que solo era un partido de fútbol?, ¿no logró asimilar que la violencia no es buena consejera en ningún lado? En definitiva, “perdió los estribos” como dicen en algunas ocasiones y, fue su compañero de profesión, la víctima de su agresión. Con la muerte de Christian “Chucho” Benítez, nadie espera que algo parecido vuelva a ocurrir.
Sin embargo, lo más deplorable es, que un arquero, conocido por sus buenas actuaciones en defensa de su equipo Barcelona y de la Selección Nacional, haya tenido una actuación poco menos que infantil, como cuando nos peleábamos con nuestros compañeros de escuela o colegio, en los campos deportivos de los centros educativos, siempre tras una pelota de fútbol. Qué pena tener que mirar estos hechos antideportivos que, estoy seguro –si la Comisión de Sanciones de la FEF cumple con su deber y, deja a un lado, los colores de un equipo-, tiene que sancionarlo ejemplarizadoramente, para evitar que se vuelvan a repetir estos hechos que desdicen de la condición de deportistas profesionales y, sobre todo, de buenos ciudadanos.
Al parecer, siempre hay un apego a la “amistad” o a los “colores de los equipos” antes que a lo que debería decir la ley para su aplicación con la justicia que cada acción amerita. Apenas le han sancionado con dos fechas de suspensión en la FEF. Es decir, una vez más, se han burlado del fútbol y de la afición. ¿Qué vamos a hacer?
Jorge García Romo.