¡Violencia, ley y educación!
Ha despertado mucho interés, y se ha convertido en una noticias destacada, la violencia ocurrida en los estadios de fútbol en el país y, mientras algunos ciudadanos presentan en los distintos medios de comunicación colectiva sus argumentos que, fundamentan básicamente en la necesidad de una ley que sancione a quienes, en lugar de ir a divertirse y apoyar a su equipo en la cancha, desatan sus malos instintos y causan no solo problemas, sino verdaderas tragedias; otros, por su parte, someten ya a ciertas sanciones que, en forma directa, están perjudicando a los clubes y –sobre todo-, a sus economías.
Esto no es nada nuevo en el mundo del fútbol. En Europa –sobre todo en Inglaterra-, durante largo tiempo el fútbol se vio afectado por los hinchas, más conocidos como los “Hooligans” (Hooligan y hooliganismo, son anglicismos utilizados para referirse a seguidores de equipos de fútbol que han producido disturbios o realizado actos vandálicos, que en ocasiones pueden derivar en tragedias como la de Heysel”). En Sudamérica también se ha visto, recientemente, estos hechos lamentables, sobre todo, en Argentina, donde igual que en Ecuador, se realizan partidos de fútbol sin la presencia de público o, por lo menos, sin los hinchas visitantes-.
Pero, veamos primero, que nos dice el diccionario que es el término violencia: “la violencia es el tipo de interacción humana que se manifiesta en aquellas conductas o situaciones que, de forma deliberada, aprendida o imitada, provocan o amenazan con hacer un daño o sometimiento grave (físico, sexual o psicológico) a un individuo o una colectividad o, los afectan de tal manera, que limitan sus potencialidades presentes o las futuras”.
Analicemos lo que significaría la ley que se propone: dicen los entendidos, que la ley debe promulgar sanciones más contundentes, tales como reclusión en alguna cárcel y, la prohibición por un largo período de tiempo o, hasta de por vida, el ingreso a los estadios de fútbol. Creo que en ese aspecto está bien pero, me pregunto, ¿no caerán en este tipo de sanciones, justos por pecadores? La subjetividad de la ley, genera estos resultados negativos también, por lo tanto, es menester que se medite mucho esta situación, para no cometer injusticias que, pueden determinar que “el remedio sea peor que la enfermedad”. ¿Verdad?
Por eso, yo creo que todas estas medidas son valiosas pero, al final no serán sino parches colocados para no lamentar situaciones trágicas en los estadios de fútbol. Lo que realmente dará término a este tipo de anomalías que, lamentablemente, lo vivimos casi en todos los órdenes de la vida (violencia familiar, violencia políticas, violencia en el deporte…, etc.), es la educación.
Qué pena decirlo pero, en nuestro querido país, lo que en realidad falta es educación. Esa educación en base de valores que nace en los hogares de cada uno de los ciudadanos ecuatorianos y, que al momento, muy poco se puede observar, ya que, la ausencia de padres en una gran cantidad de hogares –por viajes a otros países-, en realidad no existe: esa educación que la recibíamos en las escuelas y colegios, antes de que los “Profesores de la UNE”, la destruyeran y, eliminaran materias como aquellas que tanta falta hace al momento y que se llamaba “Moral, Urbanidad y Cívica”; y, esa educación de la gente de bien, que tiene como predominio absoluto el respeto a los demás que, lamentablemente, ahora no lo tenemos, partiendo –incluso-, del propio Gobierno.
La educación que nace en los hogares, con valores morales; continúa en las escuelas y colegios; y, termina en quienes aprendimos a respetar a los demás, es lo único que –posiblemente- en varios lustros, permitirán que los ciudadanos (de los dos sexos) y, en familia, puedan regresar a los estadios, para disfrutar como antes, un cotejo deportivo, sin importar por qué equipo se hinche o aliente.
Jorge García Romo.