Aucas, un concierto de inspiración y goles
Aucas 5- M. Cañar 0. Fue un concierto de frac amarillo. Cierre majestuoso, show, goles y el festejo de menos de mil hinchas, los auténticos, que vitorearon a los ídolos que ofrecieron una demostración impecable, soberbia y devastadora. La fiel y querida hinchada, aquella que no reprueba con agresiones verbales, sino que alienta con el corazón, al final ondeó sus banderas en señal de júbilo y orgullo.
Aquellas pinceladas de Willy Sánchez, autor del primer gol (10m); del rutilante “Potrito “Figueróa ( 48m); del maestro del concierto Diego Quintanilla ( 83m); del impresionante impacto libre de John Minda( 86m) y del gol con corazón del “Tribilín” Triviño ( 90), fueron las notas sobresalientes de un episodio mágico, inolvidable e histórico.
Aucas definió su peso técnico-táctico, argumentando con hechos la significación y la influencia de su espectacular performance.
Era el partido que todos queríamos ver. No importó la ausencia de los exitistas, aquellos que le dan la espalda cuando se juega mal o se pierde o de aquellos que agazapados, afilan sus garras para herir cobardemente a la gente noble y trabajadora, como la actual, porque solo al final, la gente alzó sus manos hacia el cielo en señal de agradecimiento, junto a sus banderas, compañeras inseparables de las glorias orientales.
Epílogo inolvidable de la jornada. Antes, rapidez, contundencia y solidaridad, para fabricar los goles que fueron elaborados con talento y convertidos con el alma.
Ahí estaba el gusto por el fútbol y la pasión de los hombres que lo juegan. El vigor del esfuerzo y el color que lo rodea para hacerlo más visible.
La magia de las camisetas amarillas y la aptitud profesional que los apuntala.
En todo el partido, explosión y júbilo, la impresionante demostración de poderío ofensivo quedó escrita con letras de oro, como el color mismo de su camiseta.
Era el momento propicio para mostrar las virtudes y la esencia del equipo que aspira a volver en el 2014, a su antiguo trono, a la serie de los grandes, donde siempre debe estar.
Eso de utilizar con criterio la pelota, ganando en anticipo, imponiendo un escalonamiento con orden y precisión, marcando los tiempos de la brega, exhibiendo un ritmo imponente y estremecedor, obligaron al repliegue del visitante que sorprendido y sin reacción, soportó en dos tiempos, cinco goles, con siete minutos de nocaut, esos que le dejaron paralizado y sin reacción.
De ahí en adelante todo fue un espectáculo. La pausa, el orden, las paredes cortas y desconcertantes, el golazo de John Minda, al puro estilo ecuatoriano (86m) tras el cobro de un tiro libre, en el que acaricia el balón, dejando totalmente parado al golero Fernando Díaz.
El “Francotirador” Minda, metió el borde interno de su pie derecho, la pelota agarró una curva espectacular para clavarse en el ángulo superior izquierdo, con relación al sorprendido golero, para escribir el inolvidable 4-0
Y es que el maestro del concierto, Diego Quintanilla, escribió la goleada (3-0), con un regate de lujo, sacando un letal derechazo que venció rotundamente al apabullado Díaz, que mordía el polvo de la derrota.
El concierto de apertura fue emocionante. La prolijidad en defensa, medio campo y ataque de Aucas, fue lo mejor del inolvidable encuentro.
Las espaldas de los corpulentos Bran y Garcés, estaban lesionadas, tras sentir el rigor del anticipo de Willy, Tribilín y Delgado, quienes impusieron hasta en la casi desierta popular, su entusiasmo, donde todos cantaban y Dale A… y Dale A…...
Entonces, el fútbol que nos gusta, a todo ritmo, de frente, devastador y fulminante dejó quedó escrito con laboriosidad, solidaridad, temple y talento.
Esta victoria reconfortante que penetró en el alma de los menos de 1.000 asistentes, fue un llamado de paz pidiendo la unión de los 3.000 ausentes, que ojalá dejen de pensar en forma infantil y retornen al Fortín del sur.
El espectáculo fue aplaudido de pie y las cometitas de verano (cinco en total) que volaron en el sur, fueron atesoradas a boca llena, siendo el alimento de la semana, que se convertirá en la esperanza de triunfo para el próximo encuentro ante el bravo River Plate de Guayaquil.
El “Muni”, que luchó hasta el final y atacó en forma atrevida, cuando pudo, sintió los estragos de la presión infernal de Aucas y terminó como el boxeador, parado, esperando que suene la campana, con las piernas temblorosas y la mente en blanco.
Aucas fue un soberbio espectáculo. El ingreso de John Minda, Jefferson Quintanilla y Danny Vaca fortificó un esquema devastador y explosivo. Todo arriba, todo en la cumbre, todo expuesto a la inspiración individual y al mismo tiempo, al serio trabajo colectivo, a las ráfagas esperadas de inspiración, pero también al programa establecido.
Y si Aucas juega así con capricho, corazón y contundencia, los partidos que restan, con dignidad y lucha inclaudicable, al final del año vendrá el análisis objetivo, para armar el equipo que luchará en el 2014 para retornar al sitial de los grandes.
PARA LA HISTORIA
S.D. Aucas.- Carlos Espinoza; José Quinteros, Edison Carcelén, Lucas Escobedo, César Mercado y Alexander Pilataxi; Juan Triviño Diego Quintanilla, Darwin Suárez y Wellington Sánchez: Jimmy Delgado y Gustavo Figueróa
Goles: Willy Sánchez (10m), Gustavo Figueróa (48 m), Diego Quintanilla (83m), John Minda 86m) y “Tribilín” Triviño (90m)
DT: Darwin Veloz (ecuatoriano)
Municipal Cañar. Fernando Díaz; Jimmy Bran, Johnny Garcés, Danny Ocles, Darwin Ordoñez, Rodrigo De Brito, Orlando Quiñonez, David Vilela, Alexis Palacios, Cesar Perea y Carlos Narea.
Gonzalo Melo Ruíz.