Aucas, el corazón ardiente y los brazos hacia el cielo
Gargantas roncas de la felicidad. Aquel tributo de victoria hacia su protectora, Mónica Gordón Salazar. El minuto de silencio, los ídolos, reverentes y solidarios en el vigente dolor, juraron en la mitad del campo dejar la vida, jugando como varones, sin importar los desajustes defensivos y ofensivos, las inconexiones que desalientan y abruman a la hinchada. Es que el túnel no tenía salida: se ganaba o se ganaba. Solo al final, la escena conmovedora: los brazos hacia el cielo y un solo grito de los 11 luchadores: ¡Fue por ti Mónica querida!
Después del latigazo del “Patrón del Área” Lucas Marcos Escobedo (28), el equipo recobró la confianza, fue solidario, valiente y solvente. El 4-1-4-1 planteado por Darwin Veloz, obligaba al anticipo permanente de Edwin Méndez, un jugador diferente y batallador; y al esfuerzo de tres inusuales defensores volantes como Juan Triviño, Diego Quintanilla y el juvenil Aldair Muñoz, sobresalió ante la crisis de talento y temple.
El permanente escalonamiento, con sociedades cortas y dinámicas, facilitaron la primera conquista, cuando el “Potrito “Figueróa, poniéndole la manija al balón, bailó malambo en el área, dejando que Lucas (28m) ponga un zurdazo impresionante, que el golero Sánchez ni lo vio.
Aucas, equipo visitante, con jugadores de experiencia, presionaba la salida de carrileros y volantes, no cedía la iniciativa, fue conquistando en forma paulatina, cancha, pelota e ideas, ante un equipo bien estructurado, con mayor volumen de juego, con una propuesta clara, llena de pausas fundamentos como el Olmedo.
Al final, la fibra combativa de Carlos Espinoza, que atemperó los errores del primer tiempo, se convirtió en el factor fundamental para el triunfo, pues ganó el mano a mano a los temibles Ricardo Chavarri y Daniel Neculman.
Es que terminar 0-1 la primera parte fue un premio para el equipo querido que salió al vestuario con el convencimiento pleno de haber luchado hasta la extenuación. Así ingresaron los quiteños al vestuario de Riobamba. Así queríamos verle al equipo derrochando fibra combativa, recordando sus tiempos de idolatría y lucha inclaudicable.
En el descanso, los reconfortantes y refrescantes sopapos de agua, milagro del imponente Chimborazo, fueron las gotas imperceptibles de aliento y lucha, mientras la resistencia se volvía heroica y permanente.
En la etapa final, donde no se podía fallar, Olmedo dominó con personalidad, con suficiencia y movilidad. Con un físico exuberante, proponiendo por izquierda y derecha, ganando en escalonamiento, con volantes rápidos llenos de sincronización y alegría, fue ganando en los últimos metros, obligando al “Tarzán” Espinoza a jugarse en el mano a mano con los persistentes delanteros Neculman y Chavarri.
Pero Darwin Veloz, Preparador Físico, que las fungió de Entrenador, tuvo la virtud de mirar con claridad este partido: mandó al campo a Danny Vaca por Aldair Muñoz a Eduardo Bone por Diego Quintanilla y a César Mercado por Edwin Méndez, cerrando así lo que al final fue un triunfo estremecedor, por todo lo que le rodeó al equipo más querido de Quito en aquella semana trágica y lamentable del asesinato de la querida Mónica Gordón Salazar.
Aucas con estas modificaciones tuvo una fisonomía diferente, ya que encaró el juego fuerte a través de la habilidad y técnica de Jimmy Delgado, que de haber estado con más físico y vitalidad, puso haber sido el artífice de una goleada espectacular.
Todavía faltando mucho para equilibrar la producción en el medio sector, porque seguían los errores de Danny Vaca y Eduardo Bone, solo a través del sacrificio de todos, se defendió con las uñas afiladas la ventaja del primer tiempo.
Mientras Olmedo desesperaba, Aucas cerraba el partido con sacrificio y entrega total. Apareció el drama. La solidaridad y el escalonamiento permanente del equipo corajudo y preciso, donde todos marcaban y corrían, llenando los espacios vitales del medio sector, fue lo mejor, tras soportar los 4 minutos de adición.
Se ganó con el corazón. Los tres puntos abrieron el abanico de posibilidades para seguir sonando. Lo demás, ya queda en el análisis de jugadores y miembros del cuerpo técnico.
Y como todo es experiencia y aprendizaje, mientras más minutos se ocupen en consolidar un accionar de calidad y crecimiento táctico, el sueño de llegar a la serie de los privilegiados tendrá más vigencia que nunca.
PARA LA ESTADÍSTICA
AUCAS.- Carlos Espinoza: Franklin Corozo, Santiago Mallitasig, Lucas Marcos Escobedo y Henry Quiñonez; Edwin Méndez, Juan Triviño, Diego Quintanilla y Aldair Muñoz; Gustavo Figueróa y Jimmy Delgado.
Gol: Marcos Lucas Escobedo (28)
OLMEDO.- Robinson Sánchez: Omar Ledezma, Carlos Caicedo, Walter Alcaraz y José Ardila; Romario Caicedo, Armando Monteverde, Marco Mosquera, Jacob Murillo, Daniel Neculman y Enzo González.
Gonzalo Melo Ruiz.