Proponen los partidos pero, no concretan los rayados de México.

Enviado por roberto el Jue, 22/12/2005 - 21:28

Es difícil leer cada partido, amanece el lunes y el entrenador tiene que preparar el esquema.

El rival condiciona la planeación, luego viene la forma de comunicárselo a sus jugadores. En base a ello se trabaja toda la semana y el día del juego hay que tener un plan B, por aquello de las variantes, expulsiones, lesiones y cuanta yerba se le ocurra al de negro.

Miguel Herrera es un técnico que apuesta por el futbol ofensivo y así ha conquistado a la afición regia. Es una buena noticia para esta plaza, el contar con un entrenador que apuesta por el espectáculo.

Sin embargo, su protagonismo lo ha sacado de concentración en momentos importantes y sobretodo, a la hora de leer partidos en plena acción. En tiempo real, Miguel no ha sabido tomarle el pulso al ritmo y la temperatura del juego en turno. En el torneo regular le pasó con Santos, Chivas y San Luis Potosí.

Partidos prácticamente resueltos que terminaron en forma angustiosa para Rayados. Es cierto, fueron duelos espectaculares y llenos de emoción, pero pusieron en evidencia el manejo de partido del Monterrey.

A toro pasado es fácil hacer éste tipo de análisis, sobretodo, dejando de lado los tres puntos conseguidos con gol de último minuto o una gran atajada de Christian, en tiempo de compensación. Pero es justamente en el receso de un campeonato cuando tiene validez reflexionar sobre estos puntos.

Ahora que ha pasado la resaca de una final polémica y que ya, por fin, termine el diálogo de sordos con Marco Rodríguez y la Comisión de Arbitraje.

Más ejemplos: en el segundo Clásico Semifinalista, cuando Rayados se puso en ventaja y con ese gol de penal ejecutado por Luis Pérez tenía el boleto para la Final.

El Monterrey se desdibujó y se partió en dos, los cambios fueron hechos en forma precipitada, con mucha euforia, la misma que provocan los gritos, brincos y silbidos de un entrenador contagiado por la tribuna. Es bueno vibrar y sentir el juego, pero eso provoca ceguera de cancha. Miguel le dió la oportunidad a Tigres de empatar.

Los espacios fueron subestimados y de pronto un pelotazo se convirtió en jugada plástica, la única que podía crear un rival herido de muerte. La que se le puede ocurrir a Silvera y Gaitán, esa pincelada de genialidad que provocó un gol de esperanza.

Por supuesto que el mérito es más del par de divos felinos, que de la falla de los defensas rayados, pero el punto central del análisis es que el General Herrera no tenía necesidad de darles ese territorio.

Si Monterrey se tira unos metros atrás para calcular la fuerza del rival, si pone más gente en medio campo y en espacio más reducido toca la pelota, jamás le hubiera dado la opción a Tigres. Claro, es ir en contra de tu propia filosofía, pero el fin supremo justifica los medios.

No se trataba de ganar el Clásico y terminar encima de ellos. El tema se llama título, ser campeón. Con Toluca, el arbitraje nefasto del primer partido nos impide ver detenidamente que cuando Rayados anotó los dos goles en los primeros ocho minutos, Américo Gallego se jugó su decisión más difícil, se vio obligado a meter un tercer delantero en la figura de Abundis y le resultó.

Miguel no cambió su forma de encarar el duelo y a pesar de la extraordinaria condición física de sus jugadores, gran mérito del Profe Rangel, no pudo aguantar los embates diabólicos.

El empate puso al Toluca en mejores condiciones estratégicas para el segundo partido. Luego, en el Tec, Rayados no tuvo espacios y cuando empezó a arriesgar en su propio territorio Ordaz, Baloy y Serafín tenían que hacer recorridos y coberturas de 20 metros. Justo en una de esas, vino el titubeo y la falta que provocó la primera expulsión.

Así como a los 8 minutos, Miguel tuvo el viento a su favor en el juego de Ida, a los 13 minutos del segundo partido se le vino la noche triste. A un árbitro protagónico y de escaso criterio, no se le puede dar el mínimo motivo y menos en una Final.

El frío y las condiciones de la cancha también calaron durísimo. Agreguemos lo social de la semana: las visitas de toreros, boxeadores, ex directivos, los cambios de look, el paseo en helicóptero y las declaraciones fuera de tono.

Complicado resultó poner foco en la concentración final. Para la revancha, Miguel tiene que tomar en cuenta todas estas variables. Porque estoy seguro que a la vuelta de la esquina el futbol le dará otra oportunidad.

Tiene un magnífico equipo, muy bien trabajado físicamente, una directiva conocedora, un grupo empresarial sólido y una tremenda afición. Aquí empieza la lectura del próximo campeonato.