Por los polvorientos caminos del sacrificio

Enviado por robert el Mié, 04/03/2015 - 12:45

Las estrellitas se movían en el firmamento, convirtiéndose en la luz natural de los partidos que se jugaban en el barrio La Época, mientras los escapularios de la Virgen del Cisne, la milagrosa de Loja,  volaban en los frágiles cuellos de los niños que levantaban centros y se elevaban, como queriendo llegar al cielo de la consagración, con aquellos corazones  fuertes que latían de acuerdo a las correteadas en el ir y venir de las noches de sueños e ilusiones.

 

La vida en Loja, hermosa ciudad donde nació Luis Fernando Saritama Padilla  (20 de octubre de 1983) transcurría bajo las melodiosas notas de la guitarra de su padre Ángel Saritama y el cariño de su madre Norma Padilla, ejemplar mujer que guió al pequeño con amor, disciplina y buenos ejemplos, mientras su tío Giovanni Padilla, jugaba en el parque al fútbol, con una flamante pelota, comprada para festejar el sexto cumpleaños de “Luisfer”.

 

A esa edad el pequeño “Sari” mostraba su temperamento deportivo. La depurada técnica del Iberoamérica, club en el que se inició y después la diversión permanente en las escuelas de Liga de Loja le permitieron forjar la ilusión de jugar al fútbol, divertirse con sus amigos de barrio y apoyar a su mamá, un ejemplo de abnegación y sacrificio.

 

Después de jugar la Copa Nike-Sub 14 por Liga de Loja junto a su amigo del alma, Luis Zúñiga, emprendió el increíble viaje de su vida: viajar en bus hacia Quito en la Cooperativa Loja, recorriendo 821 kilómetros llegando a Carcelén tras ocho horas y media, tragando polvo y vomitando unas cuantas veces por las constantes curvas del extenuante trayecto hasta la capital de los ecuatorianos.

 

En el transcurso  de la travesía LuisFer soñaba con mirar de cerca al “Güero” Aguinaga, Iván y Eduardo Hurtado. A los 13 años se duerme con el balón y se desayuna sueños. Los solícitos cuidados de su tía en Quito le dieron ánimos y solo así pudo vincularse a la sub-15, con el beneplácito de Luis Alcocer que descubrió a un crack en ese pequeño niño que dejó atrás toda una vida, donde la felicidad era la mejor amiga de su madre que lo forjaba y lo aconsejaba para que su futuro sea lleno de felicidad.

 

Y las peripecias correteaban a los “Luises” ya los cuartitos de la Mariscal y San Rafael los acercaban cada vez más al colegio Jacques Dalcroze donde estudiaron con beca de excelencia. El sueño estaba cerca de Carcelén. Después la convirtieron en su casa.

 

Un buen plato de pollo a la parrilla, mucha ensalada de vegetales, una gran copa de ensalada de frutas y una limonada hacen el almuerzo de Luisfer, que normalmente en los fines de año pasa con su familia y en uno de sus pasatiempos favoritos, jugar el Play Station, recordará los días cuando iba a entrenar con una tasita de leche y dos panes calientitos comprados en la tienda del barrio.

 

Subiendo como la espuma, creciendo no solo en su parte anímica, sino también en la técnica, vinieron las ofertas del exterior y con 21 años, con una personalidad que merece aplausos, se puso las camisetas de Tigres y  América (Vicecampeón) en México, y, Alianza Lima (campeón) junto a Johnny Baldeón, otro de los ecuatorianos que dejó huella en Perú.

 

Los mundiales de fútbol Corea y Japón 2002 y Brasil 2014, enriquecieron su personalidad, llevándolo a ser el jugador mejor pagado del fútbol ecuatoriano.

 

Y con aquella actitud de ganarle a la adversidad, junto a la soledad, extraña compañía de su niñez y adolescencia fue trazándose objetivos sin pensar en la luna ni en las riquezas que le podía brindar el fútbol.

 

Pero si en el fútbol hay un ambiente de respeto y solidaridad de seres humanos, hay amigos que le dieron la mano al Sari, cuando más lo necesitaba, como Johnny Baldeón, Sandro Borja, Fabián Bustos, Edison Méndez, Oswaldo Minda, Luis Checa y Marcelo Elizaga, amigos y compañeros de la vida y el deporte.

 

Y Saritama se ha convertido en un ejemplo de lo que puede ser el futbolista ecuatoriano. Como un hombre que piensa en grande no por vanidad sino porque esos son sus ideales, sus metas, sus sueños; ha tenido mucho cuidado en fortalecer su salud, su estado físico, a  sabiendas que ello es primordial en un jugador que sabe poner su mirada por encima del Pichincha.

 

De ahí, su persistencia, la pasión, el ingenio puesto en la cancha, han hecho de este jugador un ejemplo de entrega, de disciplina deportiva, de responsabilidad, de empeño, de preparación intelectual y profesional, con  astucia y garra seguramente llevará una vez más al equipo de su corazón, al sitial que le valió ostentar la capitanía en los tres últimos títulos de campeón en los años 2008, 2009 y 2011.

 

Un 28 de octubre del 2001 debutó en Deportivo Quito. Tenía 17 años. Fue  en el “Bellavista” ante el Macará de Ambato ante Macará. El profesor Salvador Danielle con desenfado y optimismo le mandó a  divertirse junto a Sandro Borja, Edson Carabalí, Marcos”Lulú”Castillo, Juan Pablo Romero, Rolando Jácome, Santiago Orozco, Fabián Bustos y Mario Álvarez.

 

El 2006 integró la Selección ecuatoriana que disputó el Mundial Alemania, pero no jugó. Estuvo a la sombra de Edison Méndez y de Antonio Valencia.

 

Pese a su largo periplo internacional, Luís Fernando nunca olvidó a su gran amor deportivo. El 2008 retornó a D. Quito. El capitán marcó goles importantes como el que le hizo a LDU en el Atahualpa en la liguilla final. Con ese triunfo D. Quito sumó 3 puntos y quedó a una victoria de la vuelta olímpica, que se concretaría tres días después en Latacunga. Saritama marcó el 1 a 0 ante Macará y concretó su mayor sueño: ser capitán y campeón junto a Mandra, Ibarra, Mauricio Donoso, Luis Checa y otros.

 

En el 2009, Saritama fue bicampeón y gran figura. Ese dramático partido la “AKD” empezó ganando 2-0, luego los "morlacos" empataron. El gol de Michael Arroyo al cierre del partido, selló la angustia y dio paso a la cuarta vuelta olímpica de D. Quito en su historia.

 

A pocos días de ser nominado seleccionado del Ecuador, Luis Fernando Saritama contrajo matrimonio con María Belén Almeida, quiteña, profesional en marketing y cotizada modelo del medio. Fue la mejor decisión del “Sari” en su vida.

 

El 10 de Febrero del 2014 es cedido en condición préstamo, sin opción a compra, por Liga de Quito a Barcelona.

 

El 3 de Marzo del 2015 regresa al equipo de sus amores con el que ganó tres títulos nacionales.

 

El Ing. Joselito Cobo, presidente del D. Quito, ejecutivo de una gran visión y hechos concretos en favor de la “AKD”, con la emoción de un gran ejecutivo dijo: “Luis Fernando, bienvenido a su casa, todos quienes hacemos esta gran institución le apoyaremos dentro y fuera de la cancha”. Ramón Chiriboga le dio el distintivo de Capitán, con el que ganó los títulos de los años 2008,2009 y 2011.

 

El 13 de mayo de 2014 el técnico de la selección ecuatoriana, Reinaldo Rueda incluyó a Saritama en la lista preliminar de 30 jugadores que representarán al Ecuador en la Copa del Mundo Brasil 2014, siendo confirmado posteriormente en la nómina definitiva de 23 jugadores el 2 de junio.

 

Aunque siempre lució el número 10 en su espalda, el lojano terminó jugando a veces de 5, a veces de 8, a veces de todo y nada. Su trascendencia en la cancha tenía que ver con el liderazgo que ejercía sobre el resto de sus compañeros.

 

Muy pocos futbolistas en el Ecuador tienen la capacidad de expresión de Saritama, muy pocos se desenvuelven tan bien ante los micrófonos, muy pocos piensan tanto en el futuro como él. A lo largo de su carrera ha sido un tipo amable y respetuoso. No se le conoce un exabrupto. Sin lugar a duda es una buena persona.

 

Saritama abrió la escuela “Life Football Sport (siglas LFS) que apunta a preparar a los pequeños en tres aspectos básicos: desarrollo deportivo, psicología y nutrición-medicina. “ Esta academia es un sueño de muchos años, es para intentar retribuir algo de lo que el fútbol me ha dado y dárselo a los niños” nos dijo Luisfer. El futbolista considera que con este instituto de alto rendimiento podrá ayudar al desarrollo de muchos niños entre 5 y 14 años, que son las edades en que el joven necesita apoyo y direccionamiento en su actividad lúdica relacionada con el deporte.

 

Es indudable que estas cualidades, que estos triunfos conquistados con aplomo por Luis Fernando, servirán de gran lección para los jóvenes que deben aprender que el sacrificio premia, que la autodisciplina forma, que los sueños son posibles y que los empeños nos transforman. ¡Qué bien es saber pisar en tierra, porque quien así lo hace, maneja con sapiencia el arte de caminar hacia claros horizontes!

 

Por: Gonzalo Melo Ruíz