Los teatreros y la mentira del fútbol

Enviado por robert el Jue, 13/10/2016 - 19:16

Cansado de ver tanta mentira en el fútbol ecuatoriano por parte de los “magos del balón”, ante un público que cada vez se aleja más, no solo por la mediocridad de sus actores, sino también porque hay un síntoma terrible que al parecer gana adeptos y se convierte en una maldita costumbre: las repugnantes simulaciones, el cambio en la mentalidad del futbolista debe ser radical.

El fútbol, el deporte más conocido en el mundo y el que más pasión despierta, experimenta todo tipo de emociones, desde alegría hasta la tristeza; y entre esas sensaciones también tendemos a reaccionar iracundos y agresivos por el muy conocido “teatro”, pues muchos de los jugadores se aprovechan de ciertas situaciones para perjudicar al equipo contrario.

Los revolcones y gritos destemplados, lamentablemente se han convertido en la parte folclórica de nuestros domingos, donde aparte, vemos pisotones cobardes, codazos, escupitajos y sangre, como en la guerra.

Todo esto ante la mirada impasible de los entrenadores, que ”acolitan” la mentira y vociferan, reclaman, “apañando” el show descarado de la mentira, fingiendo lesiones, que después de 30 segundos desaparecen como por arte de magia, con el antecedente de lo inaudito y grotesco.

Cuando actúan en forma fraudulenta, se tiran de cabeza, se ponen las manos en la cara y miran por entre los dedos si el árbitro ha sancionado o no la infracción. A su cerebro le llega tarde el dolor ficticio y se revuelcan como perros amaestrados y graciosos.

Les tocan la oreja y comienza el espectáculo. El futbolista se revuelca por el suelo como si le hubieran taladrado el oído. Sus rivales alucinan. Lo quieren matar.

Yo recuerdo el fútbol de antes. Era cosa de hombres, se pateaban hasta lastimarse con descanso de 30 días y suspensiones de meses para el agresor. Ahora se miran feo, se caen y se dan cien vueltas. No hay sanción. El árbitro “aconseja” que no lo vuelva a hacer.

Pero en el espectáculo dominical aparece  el “hombre invisible” que finge infracciones, además abre las alas y se lanza como queriendo taladrar la cancha. Cómo el célebre y triste “Cóndor” Rojas, chileno, declarado como  el mentiroso más grande del mundo.

Todos estos jugadores del fútbol profesional deben ser contratados por un circo de medio pelo para presentarlos como payasos fracasados.

Y los técnicos del fútbol al conformar sus nóminas anuales, exigen a los dirigentes jugadores de esas características, es decir, mentirosos, sucios, engrupidores, pegadores e insoportables para el juez. Esos “artistas” de la mentira a veces les salvarán la cabeza y en el camerino serán los ejemplos de” la entrega y pundonor por la camiseta”.
   
Pedirles un comportamiento serio, honesto y profesional a los futbolistas de Ecuador, es un sueño irrealizable. Las divisiones formativas de todos los equipos del fútbol ecuatoriano no están para formar seres humanos de beneficio para nuestra sociedad, no, están para fabricar billetes a través del talento de los niños que en el Ecuador son muchos y diversos. Con raras excepciones.

Porque de otra forma no nos explicamos cómo pueden ser todos cortados por la misma tijera y convertir al fútbol profesional en un deprimente espectáculo, donde el que más se revuelca y finge, pasa a ser el “teatrero” más famoso de la historia del fútbol ecuatoriano.

Los entrenadores (no tenemos ejemplos de lo contrario) deberían trabajar mentalmente en la semana, insistiendo en la seriedad y honestidad con que deben jugar al fútbol.

Y los árbitros DEBEN castigar severamente a los teatreros que se mofan de aquellos que les tocan el hombro y les reconvienen, en vez de sacar la tarjeta roja y enseñarles, aunque sea a la mala, que el pudor no se compra en la cancha, se lo muestra con hombría de bien y corazón valiente.

Por: Gonzalo Melo Ruíz