Llegan campeones al cielo

Enviado por robert el Vie, 02/12/2016 - 13:24

La tragedia de Chapecoense, ese vuelo fatal que se llevó 71 vidas -entre futbolistas, cuerpo técnico, dirigentes, hinchas, invitados, periodistas-, convirtió en mito inmortal a un plantel de sacrificados que por primera vez en su historia accedía a una final internacional y despertó la inmediata solidaridad de todo el mundo del fútbol.

La noche del miércoles 30 de noviembre Medellín iba a tener lugar el partido más relevante en la historia del Associação Chapecoense de Futebol, un equipo humilde y hambriento, de fútbol obrero y colectivo, símbolo de una pequeña ciudad del Sur de Brasil.
 
Árboles caídos, restos de fuselaje, cadáveres aún aferrados a los asientos. La imagen con la que se encontraron las primeras personas que llegan al cerro El Gordo, localidad cercana a Medellín, Colombia, minutos después del accidente aéreo que sufrió la delegación de Chapecoense que se dirigía a Medellín, era aterradora. Era desesperante.

¿Qué ocasionó este funesto accidente?
 
La turbulenta historia de LaMia, la aerolínea del avión accidentado, es bastante cuestionada según los reportes de la prensa internacional. Tanto así que Venezuela negó certificación al dueño del avión siniestrado por no cumplir requisitos de seguridad.

Este avión que solo hacía vuelos chárter empezó a volar, ofreciendo precios que desafiaban la competencia, hasta 40 por ciento más bajos que el resto. Las razones: el simple hecho de ganar terrero en el mercado sin importar que estén aptos para dar el servicio que ofrecían.
 
La falta de combustible es una de las hipótesis que se manejan para explicar el motivo por el cual se dio el accidente.
 
Como detalle no menor, el manejo de ciertas instituciones deportivas debe ser distinto. Hay  clubes que tiene una gestión amateur, siempre miran lo más barato y eso está muy mal. Siempre hay que mirar la seguridad de sus integrantes, preservar la vida.

Entre las tantas tragedias del fútbol (Torino 1949, Manchester United 1959, The Strongest 1969 y Alianza Lima 1987,entre otros), la de Chapecoense nos tiene realmente impactado. Propios y extraños hemos tenido ganas de llorar (si es que ya no lo hicimos).
 
Una lección al mundo.

El primer duelo más importante de la historia de Chapecoense no se llegó a disputar. El destino no lo quiso. Su rival, el Atlético Nacional, decidió rendirles homenaje.

A través de su ciudad, conocida y estigmatizada mundialmente por la violencia de los carteles del narcotráfico, Medellín y Colombia mostraron el tamaño de su corazón al mundo.
 
Todavía estoy sin palabras para definir todo lo que vi y oí a través de mi televisor desde esa hermosa ciudad. Cualquier línea que alguien escriba sobre, sin embargo, se perderá. El estadio Atanasio Girardot y sus alrededores se convirtieron en el escenario de una de las manifestaciones más bellas, sinceras y auténticas de amor que la humanidad haya sido testigo en años.
 
Más de 100 mil personas ajenas a la identidad del club brasileño mostraron su grandeza protagonizando un sentido homenaje que recorrió la vuelta al planeta.
 
¿Cómo sigue?
 
El mundo del fútbol sigue golpeado por esta tragedia. En este momento, parece inoportuno ponerse a pensar en el regreso del equipo a las canchas. O cuándo y cómo se jugará la final de la Copa Sudamericana. El Atlético Nacional ya pidió que le den por ganada la Sudamericana a su rival. Habrá que esperar la resolución de Conmebol. Lo ideal es pedir prudencia.

Está bueno saber que al fútbol no le amputaron el espíritu. Y no estaría mal esperar este tipo de actitudes como un hecho ordinario, y no ante la solemnidad excepcional de lo irremediable. No debería ser la muerte el motor que guíe nuestras conductas.

Por: Vito Muñoz Ugarte