Aucas, balance doloroso y sincero

Enviado por robert el Mar, 26/07/2016 - 12:31

 Aunque hay pasos fundamentales para consolidar una transición profunda y amistosa, uno de ellos, el llamado a una reflexión de corazón, junto al raciocinio del ser humano, es algo indispensable. 

La marcha de un equipo que necesita institucionalizar sus propósitos y trabajar para soñar con una campaña llena de éxitos y sacrificios, debe tener resultados, junto a la humildad, honestidad, disciplina y entrega total de cada uno de sus integrantes . 

La dolorosa realidad bajo la égida del DT uruguayo Tabaré Silva es la siguiente: 8 partidos jugados; 1 ganado 1 empatado y 6 perdidos. 8 goles a favor y 15 en contra. Saldo en contra, identidad desconocida, estilo de fútbol sin traducción y una mentalidad confusa y estacionada en lo incierto.

La suma de la primera etapa no admite disculpas: 22PJ, 4PG, 7PE,11PP, 21GF, 34GC, 19 puntos. Undécima posición. Todo un desastre.

Siempre lo hemos dicho, sin resultados los hinchas se irán a misa, visitarán los balnearios o invertirán el valor de las entradas en suculentos almuerzos en familia. Pero después de lo "bailado" es hora de que la hinchada reflexione en su papel de convertirse en aquel jugador número 12 que gana partidos y empuja a sus ídolos hacia la consecución de nuevas victorias, de actuaciones fantásticas que dejan huellas profundas en el corazón de sus seguidores.

La primera conclusión: La hinchada que ha apoyado mínimamente, con un promedio de 6.379 espectadores en 10 fechas de local y $ $ 14.478 dólares por partido, debe reflexionar sobre su misión con el equipo querido de los quiteños. 

Las taquillas en el estadio “Gonzalo Pozo Ripalda” contribuyen en un gran porcentaje al presupuesto anual de la institución, pero las mismas se han convertido en un serio revés, porque jamás se llegó al porcentaje mínimo de asistencia calculado en el presupuesto anual. En ese aspecto el saldo es rojo. 

El momento actual exige la comprensión de todos los que hacen el entorno del Aucas. Jugadores, cuerpo técnico, hinchas, inversionistas y empresa privada, deben armar la mesa de diálogo y buscar oportunidades, cada uno en su posición o andarivel.  

Segunda conclusión. Aucas por su campaña del 2016 terminada la primera etapa, debe pensar solo en mantener la categoría como prioridad y después en la participación en Copa Libertadores, un sueño de hace 71 años que a veces se ha convertido en pesadilla con descensos a segunda categoría y serie “B”. El esfuerzo debe llegar a un nivel máximo en el presente año para terminar una competencia profesional con dignidad y honestidad. 

Tras la para obligada del campeonato por la participación de Ecuador en la Copa América de selecciones vino la reestructuración del equipo, empezando por la llegada de Tabaré Silva y la salida de Carlos Ischia. Por los malos resultados que acompañaron al DT argentino, vino el cambio y con ello la inestabilidad en el equipo que se refleja hasta hoy: 6 derrotas, 1 empate y 1 victoria. Evidente saldo en contra. Los números son fríos, el DT uruguayo no conoce al plantel.  

La actitud del jugador es parte fundamental de lo que puede venir a favor o en contra de lo que se proyecta en la competencia profesional que tiene un norte, una visión de objetivos moderados o ambiciosos que pueden ser efectivos y alcanzables, pero es la única que determinará la opción de salir victoriosos en este año.  

Sí a la estabilidad económica. Aucas tiene la suerte de cobrar puntualmente, sin desajustes ni mentiras. Es algo que tienen que valorar los jugadores y justificarlo en la cancha, con entrega, sacrificio, sin eludir la responsabilidad en el campo, sin esconderse en los momentos áridos de partidos fragorosos y de alto nivel.

La lealtad debe ser el pilar básico para pretender mejores días, junto al deseo inclaudicable de consolidar la institucionalización de un equipo que tiene una idolatría a veces inexplicable, pero real a la hora de los grandes consensos. 

REINGENIERÍA OBLIGADA. Juntos al éxito, desunidos al fracaso. Los objetivos hacia el futuro deben tener una solidez total, sin titubeos ni ofertas electoreras, de aquellas que después se comprueban son aditamentos del engaño.  

Hay jugadores que no tienen el nivel para jugar en Aucas, que a propósito, no es una casa de beneficencia, ni un albergue de desamparados, es una empresa privada donde el que no rinde debe salir. Esto hay que hacerlo ya. Sin la voz temblorosa, ni el compadrazgo, las componendas y los cálculos económicos no tendrán asidero en una mesa donde se discuten intereses serios y proyectos de envergadura.

Las contrataciones efectuadas hasta el momento: Martin Bonjour, David Hernández, Maximiliano Callorda, no tienen la respuesta deseada. El futuro tiene interrogantes. El proyecto de consolidar a las Divisiones Formativas debe ser serio. Es hora de pensar en los jóvenes valores como Byron castillo, Joel Montezuma, Janus Vivar y Jonathan Betancourt y John Pereira, eso por citar algunos de los que han sido marginados anteriormente y que hoy muestran que tienen temple, talento y calidad.

Aucas es una institución que lucha siempre ante la adversidad, que ha tenido una historia negra en la que ha predominado el atraco, la viveza criolla, los cheques chimbos, las letras rojas y principalmente la deshonestidad que dejaron en la miseria e inmundicia al equipo más querido del pueblo quiteño.  

Entonces, si el panorama de aquí en adelante puede cambiar con gente que sabe de fútbol, que ha contribuido a mejorar un entorno con representaciones a alto nivel que servirán para prestigiar aún más a una divisa que siempre será gloriosa por la lucha inclaudicable de sus dirigentes, cuerpo técnico y futbolistas, la idea de pensar en mejores días para el equipo más querido de Quito, es un sueño que se puede convertir en realidad.

La segunda etapa servirá para aunar esfuerzos de lado y lado. Se debe extirpar la noche cálida y efusiva, el choque de copas mientras jueguen profesionalmente debe erradicarse. Qué la unión familiar, junto al respeto a mujer e hijos, sea el talismán de triunfos y abrazos. ¡Que así sea!.

Por: Gonzalo Melo Ruíz