¡El papá del fútbol!

Enviado por robert el Sáb, 18/06/2016 - 12:59

Recuerdo aquella sonrisa pronunciada de Jimmy Delgado, “El Tanquecito “junto a esos dientes blancos que contrastaban notablemente con su piel, cuando salía con sus hijos al  emblemático “Fortín del Sur” donde ganó en forma inolvidable y perdió con lágrimas en los ojos. Era el padre más feliz del mundo cuando esto ocurría, les agarraba de las manitas y les vestía de amarillo. Se tomaba fotos. Las publicaba en su Facebook. El orgullo de ser auquista era tal que nunca les sacaba la gloriosa camiseta, ni siquiera a la hora de dormir, era la pijama en el hogar del notable goleador.

Pero igual con el mismo cariño y dedicación recuerdo a los hijos de “Pancho” López Campana, Jorge “Suco” Sola, Luis Torres, Clemente “Negrito” Angulo, Luis Montenegro, César “Trompudo” Garnica, Carlos Garnica, Armando Zurita, Leonardo “Ovejo” Andrade, Pedro “Pidrito” Acevedo, y Arturo “Churo” Buitrón. Además jugadores como Jorge “Chalmeta” Naranjo, Guillermo Gavilanes, Marco Bermeo, Víctor Aguayo y otros grandes, que hoy ponderan esos apellidos porque fueron los estandartes del equipo más querido de Quito.

Qué recuerdos tan hermosos. Mi padre (o puede ser el tuyo también) fue la persona más buena que conocí, no lo digo porque fue mi papá, el que dejó esta hermosa Quito, hace más de cincuenta años, simplemente no he visto ni conocido en el mundo alguien con tanta bondad y generosidad como la tenía él con todo aquel que conocía.

Me llevaba al estadio de Arbolito. Me daba las tortillas del “Chulla Pérez” y los cariuchos con doble papa. Mi padre era mi inspiración, él fue la persona que vio en mí la persona que hoy soy. Me dio la fuerza y la valentía necesaria para seguir por la vida con la frente en alto… todo se lo debo a mi padre. Hoy honro su apellido. La tradición la continúan Lorena, Diego y Martín Melo.

Él no tenía títulos universitarios, no era conocido por publicar ninguna novela, aunque fue un quiteño con sangre patriota, de aquellos próceres que lucharon por nuestra libertad. En el Monumento a los Héroes del 10 de Agosto, en Quito, consta el nombre de Francisco Melo Rañón, escribano del acta de la Independencia.

El nunca plantó nunca un árbol y tampoco tuvo un perro. Se dice que para estar completo debes haber tenido estas tres cosas, él no. El hizo cientos de ternos a los románticos quiteños, esos con chaleco, seis botones y dos bolsillitos laterales para guardar los sueltos, fue un sastre de estilo. Desde Francia, por sus amistades y clientes le llegaron revistas de moda y simplemente era una ojeada para crear los trajes de caballeros más hermosos de Quito.

Las visitas de gente importante para tomarse las medidas, a su modesto taller en el hermoso parque de El Tejar, donde nos miraba con la bondad de siempre el querido Hermano Miguel, fue una constante a lo largo de toda su proficua vida. La máquina Singer tenía el característico sonido de las madrugadas.

Fue un hombre sencillo, sin mayores ambiciones que la del bienestar de la familia; no necesitaba de halagos, ni premios, sólo era un padre, mi padre. Fue quien me guio paso a paso por la vida, quien sacaba tiempo de donde no lo había para escuchar mis inquietudes, siempre me mostró el camino recto… y que si seguía así derecho, por muy oscuras que fuesen mis noches, nada me podría afectar. Lo cierto es, que él ponía luz de sabiduría en mi caminar. El mimaba mi vida con los sabores quiteños, solo para golosos, en una fundita de papel, me traía colaciones, pandeleches, biscochos con raspadura y rompe dientes. Y no podía faltar la milagrosa máchica, a falta de pan y leche.

Cómo no amar y recordar a mi padre? Fue un estilista de la moda.  Los ternos de Don Pancho se lucieron en las grandes fiestas de Quito, donde la sangre azul desparramaba moda y vestidos suntuosos. En aquella escuela de la vida, aprendió a cortar y diseñar. Lentamente, con los años, me doy cuenta que a veces nuestros padres son ángeles de luz que dejan en nosotros su rastro para que sigamos por el camino del bien.

Hoy miro al horizonte y mi padre ya no está. Pero me digo a mi mismo que me podrán quitar todo, podré quedarme sin nada… pero las enseñanzas y el amor de mi papá permanecerán eternamente en mi corazón, hasta que llegado mi día vuelva a verlo. Es la imagen de mi padre, pero bien puede ser el tuyo.

En su sencillez, mi padre me enseñó grandes cosas. Recuerdo a mi padre con cariño, si aún tienes al tuyo contigo, escúchale.

Feliz Día del Padre. Festéjenlo con amor y paz. Nuestros padres sembraron amor, responsabilidad, diversión, seguridad y todo lo que significa ser padre.

Feliz día papa. Amigo y entrenador, médico y kinesiólogo, siempre presente cuando sangran las heridas profundas y dolorosas después de la refriega dominical.

Eres mi ejemplo y motivación, gracias por enseñarme a caminar por la vida dándome tu cariño y amor

El mejor obsequio del día del padre es, precisamente, ser padre...

Muchas felicidades a todos los papás que día a día se esfuerzan por dar lo mejor por sus hijos.

Un abrazo papá quiteño, un abrazo papá auquista, un abrazo papá de los futbolistas quiteños, que dios te de salud, porque teniendo eso, tienes paz, prosperidad y amor de familia.

Por: Gonzalo Melo Ruíz