Aucas, un canto a la garra de siempre

Enviado por robert el Lun, 29/09/2014 - 13:00

Cuando el corazón palpitaba a 200 km, cuando el infierno tenía una temperatura que calcinaba ilusiones y proyectos, cuando todos vociferaban, insultaban a todos, incluyendo las mamacitas de jugadores y cuerpo técnico, vino el tan esperado gol (Federico Alonso 90 min), aquel que lo buscaron desde el primer segundo de la puja ante el livianito e inteligente Imbabura que se frotaba las manos pensando que el empate (0-0) era el mejor resultado que podía lograr en calidad de visitante.

 

Pero cuando nadie lo esperaba, cuando la mano le venía cambiada, apareció con la fortaleza de los charrúas indomables, Federico Alonso, defensa uruguayo que anotó por segunda ocasión en el año, tras una acción en la que existe una mano de Alexander de Jesús, que fue sancionada por el Ayudante Uno, Roberto Flores que estaba a un metro de la jugada y corroborada por el central, John Álvarez.

 

El disparo que se clavó en el corazón del área ejecutado magistralmente  por Omar Andrade, fue desviado por la cabeza de Alonso que impactó de una manera espectacular, reventando las mallas del sorprendido Edison Andrade, que segundos después derramó lágrimas, mientras el intratable director técnico brasileño, tragándose la amarga saliva del perdedor, culpaba al juez, con una falta total de ética y de respeto hacia el equipo ganador, que impuso a lo largo de los 92 minutos, lo que Imbabura no tuvo en el campo de juego……

 

Aucas no jugó bien. Era el partido donde se debía exhibir concentración y mecánica. Y conforme pasaron los minutos, cada vez era más complicado funcionar con claridad y talento. Los postulados de propuesta, rotación, escalonamiento y salidas rápidas, se quedaron en el camerino durante los 45 iniciales.

 

Tras un primer tiempo que fue favorable al Aucas, aunque paradójicamente que con una sola acción de peligro (Delgado, disparo débil 30 min) contra ninguno del rival. EL Choclo Quinteros, jugando un partido para el olvido, tuvo errores de bulto y fue un pasaje hacia el tropezón, en forma permanente.

 

Tras soportar en los primeros 15 minutos la presión que ejerció la visita, Aucas, sin  perder aquella firmeza, seguridad y dotes de liderazgo, el peso físico de un equipo bien preparado fue prevaleciendo, fue minando la resistencia del rival hasta arrinconarlo y dejarlo al borde del KO con el inolvidable cabezazo de San Federico, el milagroso del domingo que hizo explotar la Caldera del Sur.

 

¿Cuál fue el mérito de Aucas?. Haber derrotado a un equipo bien parado, con buenos argumentos técnicos, que tuvo la respuesta como arma ofensiva, derrochando técnica, fútbol de buen nivel, rapidez mental y capacidad individual.

 

Esa decir, la garra de antes y la esencia colectiva se mantuvo hasta el final. Aucas fue un equipo encarador, consistente y oportuno. Las llegadas, pocas por cierto de Jimmy Delgado y Omar Andrade, avalan el esfuerzo de un postulado de trabajo,  transpiración y solidaridad.

 

Y si la poca fe de los 5.000 séquitos que domingo a domingo concurren a la caldera, que empezaron a silbar y a insultar, solo al final se transformó en deliro total, fue porque los ídolos nunca dejaron de luchar, porque saliendo extenuados de esta dura contienda, después, en la calle, se abrazaron con orgullo con sus hijos, padres y esposas.

 

El próximo domingo hay que visitar otra Caldera, la de  Ambato. Los propósitos después de lo del domingo son firmes: ganar allá y buscar el escape con la punta. ¡ Que así sea ¡

 

FICHA TÉCNICA

 

S.D.AUCAS.- Jerónimo Costa; José Quinteros, Federico Alonso, Jesús Solís Y Omar Pilataxi; Jairo Padilla, Nelson Lara, Santiago Mallitasig, Edwin Méndez; Jimmy Delgado y Lauro Cazal.

Gol. Federico Alonso, 90 minutos

Modificaciones. Omar Andrade x Nelson Lara, 51 min; Armando Angulo x Jairo Padilla, 62 min; Mauricio  Andres Muñoz x Omar Pilataxi, 68 min.

DT, Juan Ramón Silva.

 

IMBABURA.- Edison Recalde; Alexander de Jesús, Luis de Jesús, Jefferson Lara, German Delgado; Romano Benalcázar, Ángel Hinostroza, John Minda, Tony Alegría; Samuel Jiménez y Julián Mina.

 

Por: Gonzalo Melo Ruíz