Cuando había asistido el martes a la sesión normal de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), a las 10h50 (hora de Ecuador) del miércoles 30 de julio del 2014, a los 82 años de edad, dejó de existir Julio Humberto Grondona, presidente durante 35 años de la AFA y actual vicepresidente de la FIFA.

Durante este largo período, fue un dirigente polémico pero, marcó una etapa del fútbol profesional argentino. Como todo ser humano, no todos lo quisieron pero, siempre lo respetaron como dirigente que siempre “banco” (como dicen los argentinos a quien es firme en sus convicciones y por ellos pelea) al fútbol de su país en primer término, a varios jugadores que fueron figuras en su tiempo y, al igual, a todos los equipos del fútbol profesional de su país, a quienes ayudó en los momentos malos y difíciles (en áreas como lo económico – financiero, los predios de los clubes, los escenarios deportivos, etc.), siempre buscando lo mejor para quienes integran esa gran asociación de balompié rentado, a diferencia del principal de la FEF quien, al no saber cómo salir de las muchas críticas por el fracaso, acusa a dos jugadores valiosos del combinado ecuatoriano, como los “únicos culpables”. Qué miseria humana más elocuente y que falta de valor personal.

Bueno volvamos al tema principal. Julio Humberto Grondona estuvo durante esos 35 años, en nueve mundiales y, con su selección, logró conquistar dos campeonatos mundiales y, en el último, obtuvo un valioso vicecampeonato. Recibía críticas de todo tipo y desde diversos lugares –sobre todo de la prensa deportiva- pero, la única forma de responder a ellos, era señalando que “no me quieren pero, cuando ya no esté, estoy seguro, que les haré mucha falta”. Nunca culpó de sus errores a nadie, peor a sus jugadores que, como es lógico eran sus consentidos, ya que son la base de este maravilloso deporte.

Eso es grandeza de espíritu pues, de otra forma, no hubiera durante tanto tiempo en el medio de un deporte que, como el fútbol, es el más conocido en el mundo, por la pasión que despierta en cada uno de los encuentros. Justamente el último día como dirigente, trató durante cinco horas, de convencer al técnico argentino Alejandro Sabella para que continúe al mando del combinado albiceleste pero no, no pudo hacerlo. Por lo tanto, al nuevo Directorio de la AFA, bajo el mando de su primer vicepresidente (actual presidente de Argentino Juniors), tendrá que nombrar al sucesor y, tendrá que establecer si existe alguna nueva versión de los campeonatos de la primera división, que terminará a fines de año con dos campeonatos durante el año, para que en el 2015, jueguen un torneo anual con la participación de 30 equipos. Sin embargo, eso es problema de Argentina y su fútbol profesional pero, lo que sí estoy seguro, es que ha terminado una época y hemos de ver a futuro, lo que piensan de aquí en adelante, los dirigentes argentinos.

Para la familia una sentida condolencia pues, aparte de la magnífica actividad que cumplió como dirigente de alto nivel del fútbol mundial, es un ser humano de carne y hueso, que deja a sus familiares con mucha tristeza. Confiemos que quienes lo sucedan, sepan analizar lo positivo de sus acciones, continuarlas y mejorarlas y, desechar aquello que como cualquier  ser humano, no fueron lo suficientemente buenas para continuarlas. Paz en su tumba.

Por: Jorge García Romo